Hasta que la muerte nos separó…El Adulto Mayor en la Viudez

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Una de las experiencias más duras que enfrentan los Adultos Mayores, es la ausencia de quien le ha acompañado en gran parte de su vida. Tras muchos años de relación, se encuentran con una separación obligada… la muerte del cónyuge.
Tras el conocimiento de la muerte del cónyuge, el Adulto Mayor comenzará su ciclo de Duelo que iniciará con el Impacto y la Perplejidad de la noticia. El shock puede causarle mucha confusión, incredulidad e incluso rechazar cualquier muestra de consuelo de sus seres más cercanos, comportándose muchas veces de una forma poco esperada para todos, como si no hubiese ocurrido nada, o por el contrario paralizarse y permanecer impenetrable por el mundo exterior. Este impacto puede durarle minutos, horas, días, e incluso semanas. Su prolongación se observa en la indiferencia o en la racionalización de la muerte, no propias del dolor por la pérdida.
Una vez que se haya aceptado la muerte como un hecho real y doloroso, proviene una nueva fase donde el desorden emocional comienza a resaltar. La Rabia y la Culpa se convierten en un ciclón de emociones. Sobreviene el enojo con el mundo, con la vida, con Dios. Lo que predomina es la sensación de injusticia, el enfado e incluso la agresividad con el exterior, pero también consigo mismo. Pueden presentarse alteraciones en el apetito, insomnio, pesadillas, nauseas y un estado de ánimo generalmente irritable.

imgresLa tercera fase del duelo lleva a quien enviuda a la Desesperanza y el Retraimiento, que puede llegar a durar hasta 2 años. Comienza la desorganización del mundo para esta persona. Se afianzan los temores de la soledad, quién cuidará de sí cuando se enferme, surge la nostalgia e incluso el autoreproche por el pasado y la ausencia. La rabia, la pena y el llanto se intensifican. Su vida se centra en el resentimiento y en la necesidad de estar a solas, por lo que se aísla de todo y de todos. Esta fase es fundamental en la elaboración del duelo, ya que es donde más se toca el dolor de la pérdida en todas sus fases, incluso donde elabora diálogos con el fallecido que le permitan conectar con sus más profundos sentimientos y el encuentro consigo mismo ante este caos.

Una vez consigue encontrarse con sus más profundos sentimientos y aceptar la pérdida, se produce una acomodación o Reorganización del Mundo. Esto significa darle un espacio a la pena por la pérdida del otro, pero recuperando los espacios consigo mismo, con quienes le rodean y aceptar con calidez la capacidad de amar a otros seres significativos. Recuperar el sentido de vivir y retomar una visión más realista del ser querido, siendo capaz de ajustarse al mundo sin la personviejos-amigosa ausente. Si se logra aceptar la realidad de la perdida, permitiendo conectar con el dolor y la pena emocional, y finalmente reubicar el sentido de la vida, entonces el Adulto Mayor habrá elaborado un Duelo Sano y apropiado. Seguramente podrá disfrutar la alegría de los nietos y compartir con los viejos amigos en un centro de reuniones o en una plaza.

Por el contrario, si no logra superar la pérdida, permaneciendo con un intenso y prolongado sufrimiento, se estará en frente de un Duelo Patológico, reflejado en un fuerte retraimiento social, la perdida de disfrute de todas las actividades que le resultaban placentera, cambios en su calidad de vida y en su estado de salud, como alteraciones del sueño y del apetito, baja de peso, surgen nuevas enfermedades o patologías a las que tenía predisposición (como demencia, depresión, problemas cardiacos, infartos cerebrales, pérdida más significativa de la memoria, incluso más tendencioso a fracturas por un declive importante de la concentración y la atención, haciéndolo un Adulto Mayor aún más dependiente en la movilidad, perdiendo autonomía, y trayendo grandes dificultades al entorno familiar.
Saltar de “Casado/a” a “Viudo/a” significa un gran cambio que puede resultar en múltiples situaciones. Las mismas dependerán del duelo que pueda resolver la persona afectada de acuerdo a su historia de vida, ya que esto significará una mejor o peor forma de afrontar la vida sin la pareja fallecida. Si el Duelo Patológico se hace presente, es VITAL el apoyo familiar y sobretodo buscar ayuda profesional.

«El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad» (Gabriel García Márquez)

Lic. Ma. Alejandra Guerrero. Psicóloga y Psicomotricista

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